RECUADRO 3

MUESTRAS DE INEQUIDAD

En el caso de  Argentina se estima que el año 1989 un 85.4% de la matrícula de la Universidad de Buenos Aires pertenece a jóvenes provenientes de familias con categorías ocupacionales asociadas a las clases media, media alta y alta;  en tanto que un 12.3% pertenece a familias con categorías ocupacionales asociadas a la clase de menores recursos (Piffano, 1992:162).    

En el caso de Brasil, entre los alumnos de las universidades federales, un 18% de los estudiantes proviene de hogares con un ingreso mensual inferior a tres salarios mínimos, un 37% de hogares con un ingreso mensual de entre 4 y 10 sueldos mínimos mensuales y el 45% restante de hogares con 11 sueldos mínimos mensuales o más, todo esto comparado con una participación del último grupo de hogares que alcanza apenas a un 10% del total de hogares (World Bank, 1991).

Se estima que en Colombia  un 66% del alumnado de educación superior proviene de familias ubicadas en los tres deciles superiores del ingreso, mientras que sólo un 12% proviene de hogares  pertenecientes a los tres deciles inferiores (Carlson, 1992:14).

En el caso de Chile, donde la educación superior es pagada, sólo un 5.8% del quintil de ingresos más bajos, entre 18 y 24 de años de edad, y un 8.2% del quintil inmediatamente siguiente de ese mismo grupo de edad, se encontraban matriculados en 1990  en la educación superior (MIDEPLAN, 1991:21).  Las ocho universidades tradicionales (públicas) captan preferentemente alumnos de estratos altos y medios-altos (39% proviene del quintil V; 63,5% de los quintiles IV y V). Las universidades públicas regionales, en cambio, tienen una proporción de un 28,8% de alumnos provenientes del 40% de hogares más pobre.  Las universidades privadas, a su turno, captan principalmente alumnos de estratos altos (un 72,1% proviene del quintil V) (Larrañaga, 1992:11).  Por su lado, se ha estimado en el caso chileno que, para el año 1986, sólo un 25% del aporte fiscal directo concedido a las universidades públicas beneficiaba al 60% más pobre de la sociedad; otro estudio muestra que el 20% inferior en la distribución del ingreso sólo captaba un 6% de esos recursos (Brunner & Briones, 1992: 30), lo cual a pesar de todo está por encima del promedio latinoamericano.

En el caso de México, un estudio muestral de los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) muestra que la población estudiantil pertenecía el año 1983, en términos generales, a sectores medios urbanos, ubicados fundamentalmente en el comercio y los servicios;  mayoritariamente (un 45,9% del total) proviene de familias de trabajadores asalariados ocupados en esos sectores, mientras que un 24.8% son hijos de profesionales, pequeños empresarios y funcionarios medios y un 13.2% provenía de familias presididas por comerciantes en pequeña escala.  Los hijos de obreros industriales y trabajadores agrícolas eran 8.8% y 1.8%, respectivamente.  Un 3.0% son hijos de altos funcionarios y gerentes (Gilardi, 1991:116-17).

Por último, se ha estimado que en Venezuela, el año 1986, un 29.5% de los ingresados a primer año en las universidades públicas provenía de los dos quintiles inferiores.  En cambio, en las universidades privadas, un 60.9% de sus alumnos proviene de familias  pertenecientes a los dos quintiles más ricos (Navarro, 1991).