RECUADRO 4 ACADEMICOS VENEZOLANOS Según reporta Albornoz (1993), en Venezuela los cargos académicos se encuentran plagados de privilegios, conseguidos mediante sucesivas negociaciones sindicales. Los docentes reciben su sueldo y variadas ventajas adicionales: pago al año del equivalente a unos 18 meses; subsidio por hijos menores de 21 años y, en caso de ser estudiantes, hasta los 25 años; subsidio por el marido o la esposa en caso de trabajar ambos en una universidad oficial o en distintas universidades de ese tipo; seguro médico de cobertura amplia. Desde el año 1974, de acuerdo con el "acta de convenio" de la negociación sindical de ese año, la carga de trabajo del docente se encuentra detallada cuidadosamente. Un profesor no puede impartir más que doce horas semanales de clase, no puede trabajar más que ocho horas diarias y cada hora trabajada después de las 18 horas cuenta como dos. La carga lectiva fue reducida posteriormente a 9 horas semanales y se estima que actualmente es de seis horas. Los docentes gozan de 30 días de vacaciones anualmente. Según Albornoz, un profesor universitario venezolano trabaja cada año un quinto del tiempo laboral de un profesional contratado por la industria petrolera. Cada clase lectiva tiene una duración de 50 minutos y no puede tener más de 50 alumnos cuando se trata de clases teóricas; 15 en el caso de laboratorios o seminarios y 25 alumnos en una clase de idiomas. Todo miembro del personal docente tiene derecho a un cubículo de no menos de 5 metros cuadrados. Además, tiene acceso a materiales de trabajo y, desde hace poco, a un bono para adquirir libros. Cada siete años el profesor goza de un año sabático y, durante el período del auge económico venezolano, él y su familia podían reclamar pasajes aéreos para viajar prácticamente a cualquier destino, provisto que el profesor pudiera justificar una invitación. Los sueldos académicos son fijados mediante un acta de convenio que tiene validez para todo el personal perteneciente a una misma categoría. La mayoría de los docentes, una vez ingresados a la carrera, ocupan su cargo a perpetuidad, pudiendo ejercer ocupaciones paralelas fuera de la universidad, incluso en el caso de los profesores de "dedicación exclusiva", por falta de control administrativo. Al retirarse, un docente recibe el 100% de su remuneración. El retiro se produce tras 25 años de trabajo en la universidad, lo cual significa que la jubilación puede obtenerse a los 50 años d edad. En ese momento el docente recibe una suma de retiro, no tributa por el resto de su vida y puede ser contratado por jornada completa en otra universidad. Incluso, hay casos de personas que logran reunir dos jubilaciones de distintas universidades. Los profesores que son contratados en ciertas posiciones (rectores de otras universidades, parlamentarios, ministros, embajadores) gozan de la llamada "excedencia activa", en virtud de la cual se les mantiene en la nómina de la universidad. Aunque no perciben una remuneración, el tiempo transcurrido en esos cargos cuenta para efectos de su jubilación. |